Víctor Mahana — Post Tenebras, Lux

Vivimos tiempos de despertares, de encierro y oscuridad, de refugiados y refugios. Hemos perdido la certidumbre, así como se pierden los márgenes de los territorios que, a la vez, se vuelven líquidos, como las placas de hielo polar a raíz del calentamiento global. Tuvimos que observar nuestro espacio interior para reconocer, encerrados en él, otras realidades que estaban en nosotros. Post tenebras lux, palabras que surgieron en la mente del artista Víctor Mahana durante el periodo de creación como título de esta muestra, representa —después del proceso vivido a través del estallido social reciente y de las cuarentenas pandémicas— un viaje por la identidad personal y colectiva; un trayecto por la oscuridad y la incertidumbre, interior y exterior, frente a las expectativas de una futura consciencia postcrisis y una nueva carta magna para Chile. 

Se cuenta que Job, habitante de la península arábiga, atribulado por la pérdida de todo su mundo, por la normalidad de su vida y de su salud, al borde de perder la consciencia, exclama: “noctem verterunt in diem et rursum, post tenebras spero lucem”. [La noche se convirtió en día, después de las tinieblas espero luz]. Aquella expresión en latín se mantuvo a través del tiempo para llegar a ser emblema de transformación. La frase quedará vinculada históricamente a la Reforma Protestante, como consigna calvinista que abre un periodo crítico: la diáspora de protestantes por toda Europa, que se expandiría por el mundo entero desde el siglo XVI al XIX, convirtiéndolos en refugiados.

A la expresión, que implica la espera de una luz transformadora, se le uniría posteriormente la frase “aut consilio aut ense” [Después de las tinieblas, luz, por el consejo o por la espada.] Esta proposición se remonta al concepto romano de Justicia, representada por la balanza (emblema de la razón) y la espada (simbolizando el poder y la fuerza). Este lema fue la base para forjar una imagen que diera identidad al proyecto de nación de la patria vieja en Chile, apareciendo en el primer escudo nacional de 1812, unido a la figura de una pareja de indígenas separados por una columna romana que porta un globo terráqueo, suspendidas sobre este; una lanza y una hoja de palma entrecruzadas, y enseguida, centrada y a lo alto de la composición; una estrella solitaria rodeada por el lema. Esta imagen servirá como símbolo de la búsqueda de una identidad unitaria y cauce de la tradición hermética nacional.  El ideario del escudo sostiene que la Ilustración habría de llegar a las Américas como filosofía europea y moderna, y que, presuntamente, iluminaría los siglos de oscuridad que reinaron en la patria conquistada a hierro y sostenida por una fe importada. A poco andar, aquella búsqueda nacional de la Luz desapareció quedando solamente: aut consilio aut ense, que se fija en el actual escudo de Chile para siempre como “por la razón o la fuerza”. ¿Para siempre? 

Esta exposición transita entre tres momentos clave. El primero: Tenebras, ese mar que no nos baña tranquilos, muy por el contrario, será en el que tuvimos que adentrarnos por una oscuridad simbólica y transformadora del nigredo alquímico para atravesar, sin tocar el fondo, la oscuridad, los procesos vividos en la pandemia, y que se reflejan en los collages y en parte de la obra pictórica. En un segundo momento: Diáspora, obras que evocan y deambulan por la travesía, la angustia, el miedo, la búsqueda de la luz y la esperanza. En un tercer momento: Luz, una sola obra en especial, como un umbral, señala la salida hacia la esperada libertad.  

I. De Tenebras: Para dar cuenta del frenazo en su actividad, situación que todos vivimos a nuestra propia manera, Víctor Mahana halló en el libro Il Costume Antico e Moderno de Giulio Ferrario (1) las bases visuales desde donde plantear un desmontaje de la mirada eurocéntrica sobre el Nuevo Mundo, que se manifiesta en algunas de sus ilustraciones. Se trata de un momento en que lo exótico parece envolver las diferencias raciales en aspectos superficiales, estéticamente higienizados en su representación visual. Como cuestionamiento a ese relato ilustrado, aut consilio, aut ense, a través del consejo de la razón y de la espada, como poder y fuerza que nos hace y nos deshace, Mahana deconstruye las narrativas visuales recortando cada página, figuras, personajes, escenas y elementos de los coloridos dibujos que representan las escenas del libro de Ferrario. El resultado son los collages, donde “el orden del discurso” se subvierte, a través de la destrucción de las imágenes que muestran alegorías idílicas de los conquistadores con las poblaciones nativas, reconstruyendo visualmente las escenas en un relato in tenebras. La peste aparece para recordarnos su presencia cíclica en la humanidad, la incertidumbre del futuro y el deseo de protección se ven representados en mundos imaginarios, como esferas tutelares que reflejan ilusiones de salvación mezclados con ambiguas supervivencias y aniquilación. Atlántidas pequeñas, partes de la mitología de dioses perdidos que emergen entre ruinas de templos y cuerpos humanos; donde la enfermedad y la muerte deambulan por civilizaciones abandonadas, desmantelando los principios de culturas guiadas por la supuesta razón, abriendo escenarios donde fuerzas naturales y sobrenaturales interactúan.

Así vemos cómo el arca de la alianza amenaza con su apertura un posible fin de la humanidad, se abren también umbrales temporales de posibilidades, aparecen ciudades fantasmas y se ejecutan ritos de supervivencia con las últimas luces del atardecer, prometedoras de un ansiado futuro sobre un mundo de incertidumbre, proponiendo una misteriosa belleza que a veces angustia, mientras se lucha por retener el hálito encerrado en espacios cerrados —como cavernas, cual entrañas oscuras—esperando la luz de un renacer incierto.

II. De Diáspora. La apertura del paisaje es la que plantea una conciencia sobre el territorio y la naturaleza silenciosa que amplía psicológicamente su efecto en las pinturas de Víctor Mahana. Algunas, proponiéndonos la interacción con la ciudad a la distancia, un infinito de luces, cual organismo cyborg; parte orgánica y parte eléctrica, donde el silencio desde los márgenes oscuros se ve resquebrajado por la ciudad que late en una existencia de sonidos y ritmos, ruidos y luces. Desde la panorámica visual, en el observador reflexivo, se levantan preguntas sobre la identidad, los límites y la visibilidad: ¿cuál es la relación entre los lugares que habitamos y que nos habitan? La naturaleza y la ciudad es una pregunta constante por esa identidad. Mahana nos señala sus experiencias acerca de los bordes de los territorios, de la diáspora y del juego de reflejar visualmente esas vivencias, de que todo es un tránsito, una ilusión y un proceso creativo transformador.

Tal vez esas ilusiones —que intentan dejarnos conformes con nuestras pérdidas de paraísos, de tierras madres, de entrañas que nos resguardaron y que, quizás, en otras esferas, esperan nuestro retorno hacia las arcillas que nos conformaron como materia— siguen existiendo, esperando en un instante alquímico el soplo renovador que nos alumbre. La obra del artista no deja de evocar la creación como el instante en el que se insufla vitalidad a lo inanimado. En Esferas I, Sloterdijk habla acerca del poder del soplo de vida, un estado en que lo material se vuelve polo, vaso comunicante y referente de un misterio: se iguala al creador.

III. De Lux. Hay una caverna que ofrece una salida. No es la caverna platónica, no se pretende una comparación entre el mundo de los sentidos y de la razón. Es solo el mundo de los sentidos el que apetece como real. Nos enseña cómo salir de la caverna, a través de la silueta de un rostro humano que señala el camino; una luz nueva, purificada por el viaje. 

Finalmente, ninguna trayectoria es realmente lineal. Más allá del consejo, o del poder que mueve la fuerza del ansia por la justicia, aquí no se propone un orden lógico, ni a la razón, ni a la fuerza, sino un deseo de compartir el viaje o los viajes, las diásporas humanas interiores y exteriores, las travesías colectivas y personales, las experiencias cíclicas, las transformaciones, que —en el momento en que sean consciencia— emergerán, después de las tinieblas, hacia la ansiada iluminación. 

María Eliana Morales — Curadora independiente


  1.  El título completo de la obra es Il Costume Antico e Moderno, o Storia del Governo, Della Milizia, Della Religione, Delle Arti, Scienze ed Usanze di Tutti I Popoli Antichi e Moderni, de Giulio Ferrario. Enciclopedia de 21 tomos, publicadas desde 1817 hasta 1834, en Italia. En ellos se describe a través de ilustraciones del tipo científico de la época, los usos y las costumbres de diferentes pueblos, registrándolos a modo de catálogo.