Vivimos tiempos de despertares, de encierro y oscuridad, de refugiados y refugios. Hemos perdido la certidumbre, así como se pierden los márgenes de los territorios que, a la vez, se vuelven líquidos como las placas de hielo polar a raíz del calentamiento global. Tuvimos que observar nuestro espacio interior para reconocer, encerrados en él, otras realidades que estaban en nosotros.

Post tenebras lux son las palabras que surgieron en la mente del artista Víctor Mahana durante el periodo de creación como título de esta muestra. Después del proceso vivido a través del estallido social reciente y de las cuarentenas pandémicas, ellas representan un viaje por la identidad personal y colectiva; un trayecto por la oscuridad y la incertidumbre frente a las expectativas de una futura consciencia y una nueva carta magna para Chile.

María Eliana Morales
Curadora independiente

Ningún hombre es una isla/entera por sí misma/cada hombre es una pieza del continente,
una parte del todo/ Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia/ Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes
por quién doblan las campanas; doblan por ti.

John Donne 1624

No man is an Island es un poema escrito por el poeta inglés barroco John Donne, mismo que hace poco P. J. Harvey recitó en un concierto en vivo en el 2016 en el contexto del Brexit, apuntando literalmente a la separación de la isla británica del resto de Europa. Sin embargo, es una frase que Víctor Mahana, pintor y también músico, cita para evocar la nostalgia de la pérdida de un territorio al cual se remontan sus raíces. La separación de ese continente matriarca da origen a múltiples reflexiones acerca de las migraciones, las raíces culturales, las fronteras políticas, a preguntas sobre la identidad. El aislamiento de esas culturas que se absorben en otros territorios instaurados en la separación, o en el razonamiento forzado de las reglas que infringen los límites sociales y políticos, son parte de la experiencia que se refleja en la obra del artista nacional de origen palestino, y que se acentuarán a partir del estallido social y la llegada de la pandemia, ad portas de su exposición agendada para el inicio del 2020.

Recorrimos a fines del 2019 la sala, muy cerca de la llamada zona cero bajo una presión alienante en cierto modo, estar planificando una exposición bajo las circunstancias producidas por el reciente estallido y tener que abstraerse comprometiendo fechas y eventos. Pero las citas con la pandemia llegaron antes, instalando la incertidumbre con fechas que se movían al ritmo de los aislamientos, las cuarentenas, las fases de transición y cifras diarias de significado funesto.
El aislamiento, sin embargo, produce en el artista una serie de planteamientos nuevos en su trabajo que conviven entre la ansiedad, la creatividad y la incertidumbre, haciendo que el proceso se vaya tiñendo de ellas de manera distinta. Desde su amplia carrera enraizada en la experiencia del análisis de la pintura pura, como visualidad y como relato en sí misma, buscará dar cuenta de otros discursos que se unen a la incertidumbre que atravesamos, cuestionando las líneas del poder instauradas en la tradición estética de la Ilustración y la configuración del gusto, establecidas como un pensamiento hegemónico durante el siglo XIX en Chile y América, y que permanece como un referente en el código estético e histórico nacional, entrando en una crisis simbólica a partir del estallido.

Visualidad y montaje:

La propuesta visual que introduce a la exhibición es una serie de collages análogos (generados a partir de recortes de material original impreso, no digital) realizados para proyectar bocetos que servirían para el estudio y posteriormente, a la realización de pinturas pero que sin embargo, se convertirán en obras por sí mismas, decantando como formula deconstructiva, recreativa y post creativa. Esto porque Il Costume Antico e Moderno, libro que es base material del proceso, es también principio visual a partir del simbolismo de sus imágenes, el cual es desarmado materialmente y desmantelado a través de una liberación de la semántica visual, para recrear con sus imágenes un discurso radicalmente opuesto. Mahana confiesa deshacerse conscientemente de una agresión contenida hacia la visualidad decimonónica ilustrada. El ejercicio que Víctor desarrolla, más allá de una planificación, es el desarme de este conjunto organizado de clasificaciones para reconstruir una visión propuesta; la vivida por los pueblos americanos pre hispánicos, colonizados por una mirada canónica que los comprime, clasifica y encierra, los infecta de enfermedades desconocidas, destruyendo sus deidades, y poniendo en jaque la acumulación de sus riquezas…(como versa el título de una de sus piezas) No parece diferir demasiado a la vulnerabilidad que nos encierra durante la pandemia y aísla en cuarentenas que no definen con claridad un tiempo final, nos mantiene arrasados por un colonizador invisible, que levanta colonias en pulmones y desafía todas las diferencias raciales bajo un mismo factor; la mortalidad. Pero también hay un nexo que tuvo origen en el estallido social de Octubre de 2019, por lo que, volver a lo presencial y lograr exhibir este trabajo se ligó a ese momento cúspide del malestar social. Post Tenebras Lux nació como lema de esperanza, según Mahana lo comenta, para que después de la oscuridad se encontrara la luz. Lo que realmente es una cita textual a la búsqueda de una nuevo pacto social, remontándose al lema del primer escudo de Chile, antes del actual, que fundara la llamada Patria Vieja.

Las pinturas realizadas en el periodo de aislamiento, así como las obras que ya formaban parte de colecciones, son propuestas en esta exhibición de modo que se integren al espacio de la sala mayor de la galería, bajo una orientación propuesta por un montaje que invita a una narración con el espacio tiempo. Obras que ya son parte de diferentes colecciones y otras, especialmente realizadas para la muestra, son integradas en este ejercicio, las que se articularon en el relato contextualizado anteriormente. Quisimos ponerlas en acción, que hablaran con la sala, con sus esquinas, con el oriente donde quisimos contrastar con las pinturas de Santiago, y al poniente, a cambio el Oriente, sintonizando las dos tierras del artista.

Las pinturas de Víctor Mahana apuntan a preguntas visuales desarrolladas en base a efectos ópticos que llevan a reflexiones filosóficas ancladas en la historia de la pintura a través de su base psíquica, la cual se activa frente a los efectos visuales. Obras que proponen la percepción de la realidad como apariencia, son también una invitación a sentir misterios que no se resuelven: islas que son ciudades, continentes que aparentan siluetas ocultas, caseríos amurallados, tierras y territorios inventados, pero aparentemente reales, lagos que parecen espejos, o espejismos de seres que surgen de sus reflejos. Estas temáticas se nutren de influencias que han estado siempre en su camino profesional; la pintura del inglés David Hockney, el pintor suizo Arnold Böcklin y el pintor cubano Tomás Sánchez.

Post Tenebras Lux es un ejercicio de sensaciones y reflexiones que demuestra que a pesar de todas nuestras diferencias; migratorias y políticas, distancias sociales, muros concretos y barreras biológicas, cordones sanitarios y cuarentenas; ninguna humanidad es una isla.

María Eliana Morales
Curadora
Santiago 2022